La posibilidad de convertir a Miami en la capital tecnológica de América Latina despierta entusiasmo entre los inversores y emprendedores locales. Más allá de estos signos alentadores, el desafío consiste en generar un ambiente estimulante que contribuya a la innovación.

Miami, capital de la innovación con estilo latino?
Miami, capital de la innovación con estilo latino?

Si de ciudades norteamericanas influyentes en lo referente al crecimiento tecnológico se trata, Seattle, Boston y Austin llevan la delantera, pero ¿puede Miami convertirse en una especie de “Silicon Valley” con acento latino y sol tropical? La respuesta es sí. No sólo Miami podría incluirse a la lista, sino que podría alcanzar este estado con personalidad y bastante estilo.

Desde mi punto de vista, Miami tiene algunos rasgos muy singulares que podrían convertirla en el nuevo centro de innovación tecnológica. El más importante de todos ellos es, por razones históricas y culturales, su fuerte vínculo con América Latina que ha hecho posible que muchos emprendedores latinos hayan encontrado en Miami, un terreno óptimo para desarrollar sus proyectos en un entorno mucho más amigable para los negocios.

Por esto, hay muchos interesados en acrecentar el perfil tecnológico de la ciudad. La aceleradora de negocios Venture Hive, el company builder Rokk3rLabs y The Lab Miami son algunos de los jugadores que alimentan el optimismo reinante.

Es necesario reconocer que todavía estamos en las primeras etapas. Jerry Haar, director del Pino Global Entrepreneurship Center de la Universidad Internacional de Florida, admite que uno de los puntos más débiles de Miami es que carece de “buques insignia” que generen un ecosistema de start-up. Es importante recordar la innegable influencia que Google ha tenido en Silicon Valley, el rol de Microsoft en Seattle y la importancia de Dell para Austin.

El talento fomenta talento

Parece claro que el futuro de Miami como centro tecnológico dependerá de su capacidad para incentivar el talento de los emprendedores latinoamericanos. Si las regiones del mundo, como Estonia e Israel han estimulado el desarrollo de pequeñas start-ups que luego pueden convertirse en actores importantes en la era digital, podemos esperar que América Latina, impulsada por las cualidades que Miami tiene para ofrecer, pueda alcanzar resultados similares o incluso mejores.

Para alcanzar este objetivo, sin embargo, se requiere algo más que exenciones de impuestos y disponibilidad de capital. Tenemos mucho que aprender de Israel, que se ha convertido en el país con el tercer mayor número de empresas que cotizan en el Nasdaq (detrás sólo de EE.UU. y China). Los incentivos para lograr una cultura de la innovación y la generación de ambientes estimulantes desde sus etapas iniciales han sido algunas de las claves para el auge de la tecnología.

Un horizonte alentador

Ejemplos en Israel y Estonia nos permiten ser optimistas pero, al mismo tiempo, nos obligan a pensar en la responsabilidad de crear un entorno que estimule la creatividad.

Además de eso, Miami puede esperar grandes ventajas de su condición implícita de enlace entre Estados Unidos y los países latinoamericanos.

Es muy prometedora la perspectiva de Miami como una auténtica incubadora de start-ups. Más allá de los esfuerzos esenciales necesarios para fortalecer la oleada de proyectos innovadores, la ciudad está facultada por fuerzas financieras suficientes y, sobre todo, por el empuje de una región emergente.